Microbiota intestinal, neuroinflamación y Alzheimer

Se han encontrado alteraciones en la composición de la microbiota en numerosas patologías, entre ellas, la Enfermedad de Alzheimer. Los estudios que se han realizado hasta el momento demuestran que la neuroinflamación típica de los pacientes con Alzheimer puede depender, en parte, de un estado de disbiosis intestinal. Esto abre la vía a nuevas investigaciones.
¿Qué vas a encontrar?
Microbiota, intestino: segundo cerebro
Gracias a las numerosas evidencias científicas que han sido publicadas en los últimos tiempos, el intestino ya se considera como el órgano sede de un “segundo cerebro”, dotado de “inteligencia” y de “capacidad emocional” propia.
Las más de 100 millones de neuronas que están presentes en nuestro intestino delgado, sumadas a las que se encuentran en los niveles esofágico, estomacal e intestinal, superan con creces a la población neuronal de nuestra médula espinal.

El cerebro entérico y el cerebro superior están involucrados en una comunicación bidireccional continua, gracias a la función que ejercen las sustancias producidas por nuestras bacterias intestinales.
En condiciones de buena salud, el predominio de las bacterias amigas, una barrera intestinal intacta y la inmunidad innata sana son capaces de controlar el crecimiento excesivo de las bacterias enemigas en el interior de nuestro intestino, contribuyendo a una mejora de la funcionalidad del eje intestino-cerebro.
En condiciones de estrés y/o de enfermedad, la disbiosis puede influir negativamente en el intestino, provocando una funcionamiento inadecuado del eje intestino-cerebro, con importantes consecuencias negativas en el funcionamiento del sistema nervioso central.

Disbiosis y eje intestino-cerebro
Si hay estrés o enfermedad, la disbiosis puede influenciar negativamente en el intestino, afectando al eje intestino-cerebro y, por consiguiente, al sistema nervioso central.
El Microbioma intestinal puede producir cientos de metabolitos, muchos de los cuales, además de ser utilizados por él mismo, son excretados de nuestro intestino para actuar en órganos distantes a él.
Esto es lo que hace del Microbioma un órgano más heterogéneo, desde el punto de bioquímico, en comparación con los otros órganos endocrinos del ser humano. Su complejidad bioquímica y molecular es, incluso, superior a la de nuestro cerebro, ya que, del mismo modo, produce neurotransmisores.
Los más de cuatro millones de metabolitos sintetizados por la Microbiota Intestinal son capaces de interactuar con nuestro sistema inmunitario, induciendo a una inflamación de bajo grado (inflamación silenciosa), que es capaz de determinar la aparición de obesidad, diabetes, síndrome metabólica, patologías cardiovasculares y patologías neurodegenerativas.
Microbiota y alzheimer
Se han encontrado alteraciones en la composición de la microbiota en numerosas patologías, entre ellas, la Enfermedad de Alzheimer. Los estudios que se han realizado hasta el momento demuestran que la neuroinflamación típica de los pacientes con Alzheimer puede depender, en parte, de un estado de disbiosis intestinal.
En los pacientes con patologías neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer) se ha demostrado la presencia de disbiosis intestinal y de una permeabilidad alterada de la mucosa y de la barrera hematoencefálica.
El estado de disbiosis intestinal se caracteriza de manera particular en estos pacientes por una reducida presencia de las bacterias productoras de los ácidos grasos de cadena corta, como por ejemplo el ácido butírico.
Probióticos y ácidos grasos en Alzheimer
Los estudios confirman la importancia de estos ácidos grasos de cadena corta (ácido butírico) en la modulación del eje intestino-cerebro.
La reducida producción de SCFA (propionato y butirato) comprometen la permeabilidad intestinal y la de la barrera hematoencefálica, permitiendo la filtración de sustancias inflamatorias, capaces de contribuir al daño del cerebro.
La toma de probióticos y prebióticos personalizada y dirigida ya ha demostrado conseguir corregir el estado de disbiosis intestinal, mejorando la capacidad cognitiva de los pacientes con Alzheimer.

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Messina (Italia), especializado en Cirugía Torácica por la Universidad de Palermo, especializado en Senología Clínica por la Universidad de Verona.
Médico de investigación en Medicina Experimental y Molecular por el Departamento de Biomedicina y Neurociencias de la Universidad de Palermo.
PhD, en biomedicina y neurociencias. Especialista en cirugía torácica, experto en Microbioterapia y docente en el Máster de Nutrición Humana de la Universidad de Pavia (Italia)

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