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Las dos caras de la Candida albicans

candida albicans

Candida albicans, ¿qué es?

Candida albicans es un hongo ascomiceto. Como se trata de un microorganismo eucariota es diploide, es decir, tiene dos copias de cada uno de sus 8 genes. Con respecto a su forma de reproducción, lo hace de un modo asexual mediante gemación.

Cuando C. albicans se comporta como un microorganismo comensal, se le atribuye un papel en la maduración del sistema inmune, pues se ha descrito que su presencia mejora la respuesta frente a ciertas infecciones. Por otro lado, está descrita la capacidad de C. albicans de absorber y acumular metales pesados, por lo que podrían tener una función “quelante” en nuestro cuerpo.

¿Qué tipos de Candida albicans hay?

Como veremos a continuación, podemos encontrar C. albicans asociado a humanos en diversas formas, como microorganismo unicelular y formando estructuras más complejas.

¿Dónde se encuentra y cómo se transmite la Candida albicans?

Encontramos esta especie fúngica asociada a las mucosas. En circunstancias normales, se comporta como un microorganismo comensal y no causa perjuicios a nuestra salud. De hecho, es una de las especies más abundantes de nuestro micobioma, la fracción de nuestra microbiota que conforman los hongos.

Cuando C. albicans se comporta como un microorganismo comensal, se le atribuye un papel en la maduración del sistema inmune, pues se ha descrito que su presencia mejora la respuesta frente a ciertas infecciones. Por otro lado, está descrita la capacidad de C. albicans de absorber y acumular metales pesados, por lo que podrían tener una función “quelante” en nuestro cuerpo.

Hábitat de Candida albicans

Se puede encontrar C. albicans a nivel de las mucosas, detectándose en diferentes áreas:

  • Boca
  • Tracto Intestinal
  • Genitales
  • Piel

Dimorfismo fúngico y epidemiología de la Candida 

Una característica que cabe destacar de C. albicans es su capacidad de adquirir diferentes morfotipos. Puede crecer como una levadura, es decir, como microorganismo unicelular. Estas levaduras pueden ser células blancas, que es la morfología de levadura más frecuentes y con gran capacidad de diseminación y adhesión a superficies. Pero también puede encontrarse en forma de células opacas, grises e incluso se ha descrito un morfotipo que recibe el nombre de GUT, por sus siglas en inglés (gastrointestinal induced transition), y parece conferir una ventaja a la hora de llevar a cabo la colonización a nivel intestinal.

También encontramos a C. albicans formando clamidioesporas, pseudohifas e hifas. Estas dos últimas estructuras tienen gran importancia por su capacidad invasiva. En respuesta a estímulos ambientales, como:

  • Temperatura de 37ºC
  • pH alcalino
  • Niveles elevados de CO2 o bajos de nitrógeno

Se produce la transición de levadura a hifa. En este momento, el hongo candida, comienza a crecer de forma tubular, las células individuales se unen unas a otras y se crea un micelio.

La formación de hifas proporciona a C. albicans una mayor virulencia. Por un lado, esta estructura es más resistente a sustancias antifúngicas y evade mejor el ataque del sistema inmune. Cuando adquiere esta conformación, es capaz de generar una toxina llamada Candidalisina, que va a producir daño a nivel celular, tanto en macrófagos o células dendríticas, como a nivel del epitelio intestinal.

Las infecciones por C. albicans pueden ser a nivel superficial, afectando a mucosas o a la piel, pero en los casos más graves llega a diseminarse por el torrente sanguíneo. Hablamos, en este caso, de candidemia y supone un gran riesgo para la salud.

Taxonomía de Candida albicans

  • Dominio: Eukaryota
  • Reino: Fungi
  • División: Ascomycota
  • Clase: Saccharomycetes
  • Orden: Saccharomycetales
  • Familia: Saccharomycetaceae
  • Género: Candida
  • Especie: albicans

Candidiasis, ¿por qué se produce un aumento de Candida albicans?

Una de las causas que produce un incremento de C. albicans es el tratamiento con antibióticos. Este tipo de tratamientos producen disbiosis intestinal, ya que, al verse mermados los competidores bacterianos, se favorece la colonización y la expresión de factores de virulencia por parte de C. albicans.

El estado del sistema inmune del hospedador también puede facilitar el paso de C. albicans desde microorganismo comensal a patógeno. En individuos con el sistema inmune comprometido, puede llegar a producirse una infección sistémica por C. albicans.

Otro factor que favorece la patogénesis y diseminación de C. albicans es la falta de integridad de la membrana intestinal. En condiciones normales, se produce una separación física entre este los microorganismos comensales y las células del intestino, gracias a la capa de mucus que producen las células caliciformes y por acción de las inmunoglubulinas A (IgA) que son secretadas a nivel de la mucosa intestinal. Si alguno de estos mecanismos se ve alterado, se favorecería la colonización por parte de este patógeno oportunista.

Entre los factores de riesgo para tener una infección por Candida, además de los tratamiento con antibióticos o estar inmunodeprimido, destaca padecer ciertas patologías como diabetes, someterse a intervenciones quirúrgicas o invasivas y pertenecer a un grupo de edad extremo, como los neonatos y los ancianos.

A todos estos factores que pueden desencadenar el crecimiento de Candida albicans, debemos sumar, sin lugar a dudas, el desequilibrio de la microbiota, sobre el que hablaremos más adelante.

En resumen, algunos factores que pueden contribuir al incremento de C. albicans son el uso de antibióticos, que el hospedador esté inmunodeprimido, padecer ciertas enfermedades o someterse a intervenciones quirúrgicas.

Candida albicans: síntomas y causas de la candidiasis

Cuando Candida albicans pasa de microorganismo comensal a patógeno puede producir síntomas muy variados, dependiendo de la parte de la cuerpo perjudicada. Como veremos a continuación puede afectar tanto a mujeres como a hombres, e incluso puede causar infecciones en niños.

Candida albicans en mujeres

La candidiasis en mujeres es relativamente frecuente. Este mayor riesgo de sufrir una infección por C. albicans en parte se debe a los cambios hormonales y las fluctuación que sufre la microbiota “amiga” en el tracto genitourinario.

Candidiasis vaginal

En el tracto genital encontramos C. albicans como comensal, es decir, sin que cause ninguna patología, en el 10-20% de la mujeres. Si se produce el sobrecrecimiento del hongo candida, es cuando puede tener lugar una vulvovaginitis. Aunque otras especies de Candida también pueden producir esta infección, en el 90% de los casos de vulvovaginitis fúngica el agente causal es C. albicans.

Los síntomas de la vulvovaginitis son el eritema, la secreción vaginal, el edema o el ardor. Se habla de candidiasis crónica o recurrente cuando se padecen más de tres episodios en un año y se estima que afecta al 8% de las mujeres en el mundo.

Una de las causas del sobrecrecimiento de Candida es la alteración de la microbiota vaginal. Cuando está en equilibrio la microbiota vaginal está compuesta mayoritariamente por bacterias del género Lactobacillus sp. que producen moléculas que contrarrestan este hongo y mantienen un pH ácido.

Además de afectar al tracto genital, las infecciones por C. albicans también puede alcanzar las vías urinarias. En este caso, lo más frecuente es que se deba a una infección nosocomial. Durante una estancia hospitalaria, el uso de catéteres es uno de los factores de riesgo para que se produzca una candiduria, es decir, que se detecte la presencia de este patógeno oportunista en la orina.

¿Hay un pH óptimo para tener bajo control la Cándida vaginal?

A pesar de que C. albicans tolera rangos de pH muy amplios, es a pH 6 como mejor va a adherirse al epitelio. En condiciones normales, el microambiente vaginal está entorno a pH 4,5, pero este valor sube a causa de una disbiosis, así como, durante la menstruación.

C. albicans en el embarazo

Durante el tercer trimestre de embarazo parece que es más frecuente la colonización por Candida, los estudios sugieren que se debe a los cambios hormonales que tienen lugar. La elevación de los estrógenos en esta fase aumenta los niveles de glucógeno, lo que favorecería el crecimiento de este hongo.

Candida albicans en hombres: Balanitis y candidiasis testicular

En el hombre también puede producirse una infección por C. albicans a nivel genital. Hablamos de balanitis cuando esta afecta solo al glande o de balanopostitis cuando se extiende por el glande y el prepucio. Es muy poco común esta infección en hombres circuncidados y es más frecuente en personas diabéticas con un mal control de los niveles de glucosa.

Por otro lado, se ha descrito cómo Candida albicans en hombres afecta de forma negativa a la fertilidad. Son varios los trabajos que observaron como la presencia de este hongo reducía la motilidad, afectaba a la función mitocondrial y favorecía la apoptosis de los espermatozoides.

Infección urinaria por Candida albicans

Además de afectar al tracto genital, de mujeres y de hombres, las infecciones por C. albicans también puede alcanzar las vías urinarias. En este caso, lo más frecuente es que se deba a una infección nosocomial. Durante una estancia hospitalaria, el uso de catéteres es uno de los factores de riesgo para que se produzca una candiduria, es decir, que se detecte la presencia de este patógeno oportunista en la orina.

Candida albicans: boca, encías y faringe

Es frecuente encontrar C. albicans a nivel oral como microorganismo comensal. Como comentábamos antes, el uso de antibióticos o tratamientos inmunosupresores o antineoplásicos pueden favorecer la aparición de candidiasis oral o muguet. Puede mostrarse como una placa blanca (candidiasis pseudomembranosa), pero también como irritación e inflamación (candidiasis eritematosa) en la lengua, el paladar, los carrillos e incluso en la comisura de los labios.

En la boca se ha descrito la conformación de biofilms de C. albicans, incluso en asociación con otros microorganismos. Esta estructura de biofilm confiere a Candida mayor patogenicidad, pues dificulta la penetración y susceptibilidad a agentes antimicrobianos.

Hay otros factores que pueden propiciar el crecimiento de C. albicans a nivel oral, uno de ellos es el tabaquismo, que provoca disbiosis. Pero también llevar prótesis dentales u ortodoncias se asocia con un mayor riesgo de tener este tipo de infección.

C. albicans en la piel: Intertrigo y onicomicosis

Aunque los hongos forman parte de la microbiota normal de la piel, pueden llegar a causar infecciones, es el caso de varias especies del género Candida. Estas infecciones provocan picor, hiperqueratosis y engrosamiento de la piel. En la mayor parte de las infecciones micoticas sintomáticas, el agente causal es C. albicans. Suele afectar con más frecuencia a zonas de la piel con mayor humedad y concentración de CO2. Y son más frecuentes en pacientes con problemas previos de piel, como la dermatitis o la psoriasis.

El uso de pañales crea este ambiente adecuado para la proliferación de Candida, causando la conocida como dermatitis del pañal.

También son frecuentes las infecciones por C. albicans en los pliegues cutáneos, esto recibe el nombre de intertrigo.  Se observa una inflamación y enrojecimiento en zonas como axilas, glúteos, bajo las mamas, en las ingles, o en los pliegues abdominales. Este tipo de infecciones son más frecuentes en personas con diabetes y obesidad, así como en pacientes inmunodeprimidos o con ciertos tratamientos como corticoides, antibióticos de amplio espectro e inmunosupresores.

Cuando la infección fúngica afecta a las uñas, se habla de onicomicosis. Sin embargo, tan solo el 2% de las onicomicosis estarían causadas por C. albicans, afectando mayoritariamente a las uñas de las manos.

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C. albicans y enfermedades relacionadas

En relación con el cáncer, es habitual que en pacientes oncológicos que están inmunodeprimidos se produzca el sobrecrecimiento de C. albicans a nivel oral. Pero además, hay estudios que apuntan a que hongo podría tener un papel en el desarrollo y progresión de ciertas neoplasias. Por un lado, C. albicans puede producir sustancias carcinógenas como el acetaldehido que se ha asociado (junto a consumo de alcohol y de tabaco) con el carcinoma oral. Por otro lado, la inflamación que produce una infección por C. albicans incrementa la producción de citoquinas pro-inflamatorias y de moléculas de adhesión, y esto se ha relacionado, en pacientes inmunodeprimidos, con una mayor capacidad metastásica de los tumores.

Cómo detectar la presencia de Candida albicans

Test de filamentación y antifungigrama para Candida albicans

Para detectar y diferenciar C. albicans de otras especies del mismo género se puede emplear el test de filamentación. Se incuba a 37ºC una colonia y pasadas dos horas se observa si ha tenido lugar la formación de tubos germinales o filamentos, adquiriendo una forma de “espejo de mano” que sería característica de esta especie.

Otro modo de identificar C. albicans es mediante antifungigramas, esta prueba mide la susceptibilidad de una levadura a diferentes agentes antifúngicos.

¿Cómo combatir y eliminar Candida albicans?

Antifúngicos o antibióticosara Candida albicans

Los tratamiento con antibióticos de amplio espectro se asocian con un incremento de Candida, como ya se comentó, al eliminar sus competidores bacterianos.

Existen diferentes agentes antifúngicos que van a actuar a distintos niveles:

  • Unos se unirán de forma irreversible (Anfotericina B) o inhibirán la síntesis (Azoles) de Ergosterol, una molécula que se encuentra formando parte en las membrana celulares.
  • Otros antifúngicos inhibirán la síntesis de proteínas (Piramidinas: 5-Flucitosina) o de los β-glucanos de la pared celular de Candida (Equinocandinas: Caspofungina)
  • Los azoles han sido una de las sustancias antifúngicas más utilizadas, sin embargo se han aislado fenotipos de C. albicans que muestran resistencia a este compuesto.

Entre estos compuestos antifúngicos, los más empleados para tratar candidiasis son las equinocandinas, incluso frente a aquellas especies de Candida resistentes a Azoles y Anfotericina B.

Dieta y alimentos para reducir la C. albicans

La dieta tiene un gran impacto en nuestra microbiota intestinal y también sobre la fracción micótica. Se ha descrito la asociación entre un consumo elevado de harinas refinadas y el incremento de Candida. Por el contrario, el consumo de grasas saturadas parece tener una correlación negativa con los niveles de este hongo.

¿Sirve el aceite de coco?

Concretamente, el consumo de aceite de coco, que contiene mayoritariamente ácidos grasos saturados, ha mostrado un efecto de inhibición sobre C. albicans a nivel intestinal en estudios en ratones. Otro trabajo observó la capacidad del aceite de coco de inhibir el crecimiento de C. albicans, aislada de niños con caries.

Probióticos para candidiasis

Son muchas las especies de microbianas que tienen actividad antagónica frente a C. albicans. Las cepas probióticas controlan la población de este hongo mediante la competición por los sitios de unión, secretando moléculas con capacidad de inhibición o co-agregándose con él.

Probióticos para candidiasis oral

A nivel oral la formación de biofilms donde se asocian C. albicans y S. mutans favorece la aparición de caries. Un trabajo determinó la utilidad de Lactobacillus salivarius de reducir la formación de estos biofilms, así como, la formación de hifas por parte de C. albicans reduciéndose su capacidad patogénica.

Probióticos para candidiasis vaginal

Se ha estudiado el uso de diferentes especies de Lactobacillus sp. y Streptococcus thermophilus como terapia adyuvante a otros antifúngicos en infecciones vaginales, observándose una mejoría en los síntomas y un menor riesgo de recurrencia.

Probióticos para candidiasis intestinal

También se ha descrito un efecto antagónico de S. boulardii sobre C. albicans. Mediante la co-agregación con Candida, esta levadura evita la adhesión a las células epiteliales.

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