Diarrea del viajero y microbiota

¿Qué es la diarrea del viajero? ¿Por qué es más frecuente en algunos países? ¿Cómo podemos evitarla? ¿Pueden ayudarme los probióticos? Son meses difíciles para pensar en viajar y más si pensamos en cambiarnos de país, pero con la vuelta de la nueva normalidad, vuelven nuestros planes y con ellos, la ilusión de viajar, de romper con nuestras rutinas y conocer nuevos lugares.
A lo largo de este artículo repasaremos los síntomas más característicos, así como el mecanismo de transmisión y los microorganismos patógenos más frecuentes. Además, relacionaremos la importancia de un buen equilibrio en nuestra microbiota para la prevención y tratamiento de la diarrea del viajero.
¿Qué vas a encontrar?
- 1 ¿Qué es la diarrea del viajero?
- 2 Epidemiología de la diarrea del viajero
- 3 Factores de riesgo en la diarrea del viajero
- 4 Papel de la microbiota
- 5 ¿Qué cepas probióticas funcionan en la diarrea del viajero?
- 6 Otros tratamientos y medidas de prevención
- 7 Conclusiones
- 8 Mantente al día de las últimas novedades en salud y microbiota con nuestra newsletter
¿Qué es la diarrea del viajero?
La diarrea del viajero se define como el aumento en la frecuencia de las deposiciones, mínimo tres, acompañada de uno o más de los siguientes síntomas: malestar general, anorexia, náuseas y/o vómitos, calambres abdominales, febrícula…
Epidemiología de la diarrea del viajero
Se transmite por vía oral a través del consumo de alimentos o bebidas contaminados por gérmenes, mayoritariamente por bacterias (85%), aunque también puede ser causada, en menor medida, por parásitos (10%) o virus (5%). Entre los agentes infecciosos responsables se encuentran por orden de frecuencia:
- Escherichia coli enterotoxigénica (agente más comúnmente relacionado)
- Shigella
- Salmonella
- Campylobacter jejuni
- Rotavirus
- Giardia lamblia
- Entamoeba histolytica
- Cryptosporidium.
No obstante, entre un 20 a 50% no se llega a conocer la causa. El periodo de incubación comprende entre 4 -14 días y los síntomas suelen comenzar al segundo o tercer día de la estancia, apareciendo en más del 90% de los casos durante las dos primeras semanas. Aún así, debido al tiempo de incubación de algunos agentes etiológicos, se incluye en la definición la aparición de diarrea hasta 7 – 10 días tras regresar al país de origen. Suele ser autolimitada, con una duración de entre 3-5 días, sin embargo, un pequeño porcentaje (1-3%) sufrirá diarrea crónica acompañada de pérdida de peso, debilidad y flatulencias, causada en la mayor parte de los casos por parásitos (Giardia lamblia o Ameba). En raras ocasiones puede complicarse con un Síndrome de Intestino Irritable, artritis reactiva o Síndrome de Guillain-Barré, este último sobre todo en relación con Campylobacter jejuni.

Factores de riesgo en la diarrea del viajero
Entre los factores de riesgo encontramos el destino y duración del viaje, así como el estilo y presupuesto del mismo. Además, es más frecuente en zonas cálidas y durante los meses de verano. Según esto, podemos dividir el mundo en tres zonas de riesgo:
- Zona de bajo riesgo (verde): USA, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón y Países de Europa Occidental y Norte de Europa.
- Zona de riesgo intermedio (azul): Países de Europa del Este, Sudáfrica y regiones del Caribe.
- Zona de alto riesgo, donde más del 20% de viajeros padecerán procesos diarreicos (naranja): mayor parte de Asia, Oriente Medio, África y Centro y Sur del continente americano.
Factores de riesgo dependientes del huésped
Existen otros factores de riesgo dependientes del huésped:
- Afecta con mayor frecuencia a viajeros de países industrializados. El saneamiento ambiental adecuado hace que estos viajeros no cuenten con inmunidad previa que los proteja. De hecho, la literatura recoge las visitas a zonas tropicales o semitropicales en los últimos 6 meses como factor protector.
- Es más frecuente en jóvenes, por su espíritu aventurero y despreocupado, y en personas de edad avanzada, por agotamiento de su sistema inmune.
- Embarazo, antecedentes de enfermedades inflamatorias intestinales o cirugías gástricas, enfermedades que afectan al sistema inmunitario como la diabetes o patología oncológica, son también factores de riesgo asociado.
- Así mismo, se incluye aquí también la toma de antiácidos, ya que la disminución de ácido en el estómago se relaciona con una mayor supervivencia de los patógenos.
Papel de la microbiota
Nuestra flora intestinal es una importante barrera de defensa, por eso es necesario prepararla antes de viajar. Diversos factores como estrés, cambio de alimentación, toma de antibióticos… pueden generar una alteración de nuestra microbiota, junto una alteración de la permeabilidad intestinal, lo que favorecerá el paso de sustancias tóxicas o patógenos al torrente sanguíneo. Los probióticos pueden ayudarnos gracias a sus múltiples mecanismos de acción:
- Ayudan a la destrucción de patógenos, así como de sus toxinas.
- Sintetizan sustancias con acción bactericida y bacteriostática, como las bacteriocina, que actúan como barrera antimicrobiana y ayudan a prevenir la invasión o el sobrecrecimiento bacteriano.
- Favorecen la producción de mucina, lo que impide la adhesión de los microorganismos a las células intestinales.
- Favorecen la secreción de inmunoglobulinas, sobre todo IgA, e intervienen en la regulación y potenciación del sistema inmune.
- Participan en la absorción de minerales y electrolitos, mecanismo indispensable para evitar la deshidratación durante el proceso agudo.
Saccharomyces boulardii
En una revisión sistemática realizada por Lynne V. McFarland acerca de la eficacia de Saccharomyces boulardii, se demostró una significativa reducción de diarrea tanto en el uso de probióticos (38%) como de prebióticos (67%), destacando entre estos últimos el butirato (RR= 0.11, 95% C.I. 0.02–0.83). La incidencia de diarrea del viajero osciló entre 3.9% y 55.3% en los que tomaron probióticos en comparación con 7.6% –70.7% en los grupos de placebo.
Otra revisión, realizada por H. Szajewska & M. Kołodziej, acerca del beneficio de suplementación con S. boulardii en pacientes con diarrea tratados con antibióticos, informó que por cada 10 pacientes que recibieron las cepas junto con el tratamiento antibióticos, uno menos desarrollarían diarrea. S. boulardii redujo el riesgo de diarrea del 20.9% al 8.8% en comparación con placebo o sin tratamiento.

¿Qué cepas probióticas funcionan en la diarrea del viajero?
No obstante, no todas las cepas probióticas son efectivas para prevenir la diarrea del viajero, por lo que la especificidad es un factor importante a la hora de elegir un tratamiento probiótico. En ambos estudios se observan mejores resultados cuando la suplementación se realiza con una sola cepa (S. boulardii, L. rhamnosus, L. acidophilus, L.fermentum...) en comparación con mezcla de múltiples cepas. Por todo lo expuesto anteriormente, podemos concluir que la suplementación con probióticos, sobre todo cepas de Lactobacillus acidophillus y Saccharomyces boulardii, una semana antes del viaje y durante el mismo, contribuirán a mantener una flora intestinal adecuada y nos protegerán frente a la entrada y crecimiento de microorganismos nocivos. Si además los combinamos con prebióticos, mejoraremos la implantación de los mismos y estimularemos el crecimiento de nuestras bacterias autóctonas.

Otros tratamientos y medidas de prevención
Además de los probióticos, lo más importante durante el momento agudo es evitar la deshidratación. Se recomienda beber abundante agua en pequeñas tomas, además de seguir una dieta astringente y evitar derivados lácteos. También podríamos beneficiarnos de las infusiones de jengibre y canela, por sus propiedades antiinflamatorias.
En algunas ocasiones, pueden ser de utilidad los antidiarréicos, como la loperamida, ya que disminuye la motilidad intestinal y con ello el número de deposiciones. No obstante, debemos evitarla siempre que aparezcan productos patológicos en las heces (moco y/o sangre), ya que puede enmascarar un agravamiento del cuadro. Como comentamos, la mayor parte de las veces será autolimitada y cesará con medidas generales. En ocasiones, será necesario el tratamiento con antibióticos, pero estos se desaconsejan cada vez más, igual que la profilaxis preventiva, debido a la producción de resistencias antibióticas y a los efectos secundarios causados en nuestro microbiota, con el aumento de la probabilidad de colonización por otros patógenos.

Conclusiones
El uso individualizado de la Microbioterapia bajo la supervisión de profesional de la salud permitirá nutrir y reforzar nuestra microbiota y corregir un posible estado de disbiosis. Por todo lo comentado anteriormente, prestar atención a nuestra microbiota intestinal es más que una alternativa a tener en cuenta a la hora de tratar esta patología, así como la mejor opción para su prevención.

La Dra. Couto es médico, especialista en Medicina de Familia. Responsable de Dirección Médica en la Clínica Gaias.

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